IVAN ILLICH

Ivan Illich fue un pensador radical que se atrevió a cuestionar la institución más intocable de nuestra sociedad: la escuela. En su obra La sociedad desescolarizada, propuso una idea revolucionaria, la cual era que podríamos aprender mejor sin escuelas, si construyéramos redes de aprendizaje libre entre personas.


Después, con la llegada de internet, surgió el conectivismo, una teoría del aprendizaje digital formulada por George Siemens y Stephen Downes, que sostiene que en un mundo interconectado, aprender es formar parte de una red más que memorizar contenidos. Aunque vienen de contextos distintos, tanto Illich como el conectivismo comparten una idea clave: el aprendizaje más valioso ocurre fuera del aula tradicional.

Esta forma de entender el aprendizaje la he vivido muchas veces en mi experiencia como estudiante. Por ejemplo, recuerdo cuando una amiga mía de clase me enseñó a hacer presentaciones en canva, con plantillas atractivas y estructuradas. No fue una clase formal, simplemente ella me explicó cómo seleccionaba las plantillas y luego como podía ir modificando y añadiendo más elementos. Yo después lo probé en mis siguientes trabajos, busqué más información en internet de dudas que me iban surgiendo y, poco a poco, fui mejorando. Ese conocimiento no me vino de un libro ni de una nota, sino de una interacción informal que me ayudó mucho más que una clase teórica.

También he formado parte de iniciativas en las que el aprendizaje no dependía tanto del profesor, sino de lo que compartíamos entre compañeros. Uno de estos casos fue cuando en matemáticas, el profesor cogió las lecciones que íbamos a dar a lo largo del trimestre, y cada grupo se preparaba una de esas lecciones que luego tenían que explicar al resto de la clase. De esta manera entre todos construimos una especie de mini-red de saberes. De forma espontánea, estábamos haciendo justo eso que proponen Illich y el conectivismo: aprender entre iguales, conectando ideas y ayudándonos.

Incluso fuera del entorno escolar he aprendido muchas cosas siguiendo este modelo. Desde pequeños trucos para estudiar mejor, hasta temas que me interesan a nivel personal, los he aprendido buscando por mi cuenta, viendo vídeos, leyendo experiencias de otras personas o simplemente preguntando. Hoy en día, cuando necesito saber algo, lo primero que hago es buscarlo en internet o preguntar a alguien cercano, no esperar a que alguien me lo enseñe en clase. Esa es la red que Illich soñaba, y la que el conectivismo observa y valora.

En conclusión, tanto Illich como los conectivistas pensaban que el aprendizaje más profundo no siempre ocurre sentado en una mesa, siguiendo un temario. Aprendemos cuando algo nos interesa, cuando lo compartimos con otros o cuando encontramos sentido a lo que hacemos. La escuela debería acercarse más a eso, y convertirse en un espacio donde conectamos, no donde solo escuchamos, ya que se aprende mejor cuando se tiene libertad, curiosidad y compañía.

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